Una vez fui una niña muy, muy consentida por aquellos que me aman.
Si hago fuerza me voy a acordar de muchas cosas, tal vez, pero sí recuerdo algo que fue especial para la vida misma, cuando me llevaron a una heladería a la que recurría probablemente todas las tardes de verano. Me senté a meditar sobre el chocolate y los besos, arrancando y metiéndome a la boca esas impresiones congeladas, muy concentrada en la cucharita y la crema que se derretía queriéndose escapar de la tacita de plástico. Y de mí. Y algo. Algo se estaba moviendo al lado. No tan cerca, pero cerca. Atrás de un auto había un nene mirándome y yo lo sabía, claro que lo sabía, rápidamente miré para encontrarlo, él se agachó. Pude ver un blanco intenso, que brillaba sobre su piel envuelta en una túnica. No me pareció extraño y seguí incursionando en lo que me ocupaba, algo así como un chocolate increíble que se me escurría entre los dedos.
El rubio me seguía viendo, jugando a las escondidas, me esquivó así varias veces, me acerqué corriendo un poco y a la mitad del camino frené. Sacó la cabeza por detrás de aquél auto, como asomándose desde una ventana, desde otra dimensión, desde otra vida, él expresaba tanta sensualidad tibia en su mirada para ser un niño como yo, no lo entendía, me quede un rato descubriendo su cuerpo largo y la inmensidad de sus alas. Cuando me sonrió pude notar que sus dientes no eran como los míos, eran de lo más parecidos a los de un tiburón.
Me gustó que no me haya asustado, lo vi sonreír así de macabro pero sin intenciones más que de jugar con el tiempo. El juego terminó y él se fue escondiéndose entre los árboles, y las casas, y las nubes, y algunas lunas. Volví a sentarme, aunque ésta vez ya sin noción sobre el bien y el mal, sin ubicarme entre los años y la edad y los ángeles, sin entender las imágenes enlazadas entre una y otra por un vago cronómetro, preguntándome... ¿qué me separa del sol?.
Muchos tiempos despuéses escuché hablar sobre esos niños que no son niños y deciden quedarse en el mismo lugar, sólo que desde otro aire
iquitos es magica
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